sábado, 27 de agosto de 2011

Verdugos y vialidades: rumbo al Carfree!


Dra. Alicia Ocampo Jiménez


Versión corregida y aumentada. La nota original se encuentra en Mural.com, si tienes claves de acceso: http://t.co/hrmrE4S


Hace unos días se armó una revuelta en Twitter por las declaraciones de Ángel Verdugo sobre los ciclistas, a quienes llamó la nueva plaga de la ciudad: "Les conmino a que si ven esta nube de langostas, láncenles el vehículo de inmediato, no les den oportunidad de nada, aplástenlos a ver si así entienden". También sugirió que no aspiremos a vivir como si fuéramos parisinos. No puedo evitar remontarme a la época que viví en España, cuando realizaba mis estudios doctorales.

En Valencia aprendí cómo el urbanismo puede dar primacía a lo humano. Las banquetas son anchas para dar un espacio amigable al peatón, los pasos de cebra están bien pintados y ningún coche se atreve a pisarlos. Por las ciclovías transitan personas de todas las condiciones sociales, el transporte público tiene carril exclusivo y andar en coche puede ser el medio más lento para llegar a ciertos destinos. La ciudad cobra muy caro a los coches, porque elevan el costo social: quien daña más al entorno, debe pagar más. Conseguir el carnet de conducir es caro y difícil.

Lo que me resultaba inusual en México, se volvió mi modus vivendi en España: andaba en metro, autobús, bicicleta y tren suburbano. Comprendí que una sociedad democrática no sólo promueve la libertad, sino también igualdad. En orden de importancia se debe dar primacía a personas con discapacidad, luego al peatón, después al ciclista y por último al coche.

El urbanismo de Valencia era muy pedagógico y sus habitantes actuaban con la conciencia de que invertir el orden de las relaciones, implicaría dar primacía al más gandalla. Es difícil consolidar sociedades democráticas, cuando el urbanismo genera desigualdades y exclusión de los más vulnerables. Les comparto dos experiencias que revelan la racionalidad urbanística -si se le puede llamar así- que impera en ese país:

El primer día que llegué a la ciudad, estaba cenado con un grupo de estudiantes. Cuando pregunté cuánto tiempo me llevaría llegar a la Universidad de Valencia, una de ellas me respondió rápidamente: "Veinte minutos andando". Con esa respuesta toqué la tierra donde viviría varios años. Recuerdo que hasta las piernas me temblaron: "¿Por qué mides el tiempo de recorrido con ese criterio? ¿Andando? ¿Qué acaso no existen otros modos de desplazarse en esta ciudad?". Me volvió a decir: "Claro, pero puedes llegar andando. Yo uso el autobús sólo cuando voy tarde".

En otra ocasión tuve que usar un coche prestado y no me di cuenta de que estaba invadiendo el "paso de cebra" (como le llaman en España) de una pequeña calle que nunca olvidaré, porque una recia mujer golpeó el cofre del coche y me gritó: "¿Qué no ves que éste es mi espacio, imbécil? A ver si lo respetas". En ese instante pedí perdón y metí reversa no sólo en el coche, sino también en el "chip": Aquí el peatón es primero y tiene poder.

En México merecemos calles con condiciones de movilidad digna, con el modelo parisino o con otro. No es justo que se culpe a los ciclistas porque circulan entre los coches, en un país donde las vías se han creado para privilegiar a quienes están protegidos por la coraza del vehículo, dejando en total indefensión a quienes están en desventaja. En vez de generar el respeto hacia los peatones y ciclistas, se les convierte en objetos que no merecen la mirada de quien conduce un automóvil: el coche es primero, esa es la cruda realidad mexicana.

Es apremiante que el gobierno local se empeñe en cambiar la terrible situación que estamos viviendo. En la medida que se privilegia a las vías rápidas para los coches, perpetúan el elitismo que Peñalosa intentó erradicar cuando cambió el urbanismo de Bogotá: "una vía para bicicletas es un símbolo poderoso de equidad, demuestra que un ciudadano es igual si tiene una bicicleta o un carro".

"You will say I am a dreamer", pero del 5 al 9 de septiembre se llevará a cabo en Guadalajara el Congreso "Hacia ciudades libres de autos: ciudades para la gente desde la gente" (www.carfree.mx). Las organizaciones convocantes (Ciudad para todos y GDL en bici) han sido promotoras de la participación ciudadana y de un modelo incluyente de ciudad. Con este evento reforzarán su empoderamiento, lo que hace pensar que esta caótica ciudad tiene futuro.

Postdata: acabo de salir a andar en bici para comprar un refresco en el OXXO, a una cuadra de casa de mis suegros. No había banquetas y mucho menos vía para bicicletas. Cuando un peatón vio que me acercaba a él, se bajó a la avenida. Le dije: "No, súbete y yo paro hasta que pases". Me miró con extrañeza a manera de agradecimiento. Ésta es una evidencia de que el orden está invertido en nuestro país: primero el coche, luego la bici y al final, muy al final: el peatón.

www.twitter.com/AliceOJ

lunes, 8 de agosto de 2011

Taller "Mujeres plenas" en Mar de Jade





¿El orgasmo de quién por quién?

Este artículo se le debo a mi amiga Paola Alín (@paoalin), con quien dialogué por Twitter sobre el Día Internacional del Orgasmo Femenino.

Como sabrán, es una iniciativa que impulsó hace cinco años Arimatei Dantas, concejal de Esperantina (Brasil). Tal parece que este personaje quiso pagar sus deudas sexuales a la esposa, instaurando oficialmente el Día del Orgasmo Femenino en su ciudad. Al principio se celebraba el 9 de mayo y luego se cambió al 8 de agosto, con el objetivo de obligar a los hombres a conseguir que sus parejas lleguen al clímax (¡Por lo menos ese día!). Otros países se han unido a la causa, incluso ya se comienza a hablar del Día Internacional del Orgasmo Femenino.

Sinceramente quise eludir el tema durante todo el día, porque me provocaba una irreflexiva aversión. No por el tópico mismo, sino por el tinte con el que se ha planteado. Después del diálogo con Paola pude abordar la cuestión de manera más analítica. Ahora creo que vale la pena tomarla en serio, sobre todo considerando al sector de mujeres mexicanas que nunca ha experimentado un orgasmo. En una investigación que realizamos el año pasado en un municipio de Jalisco, un preocupante número de mujeres (más del 50%) decían que nunca había tenido placer en sus relaciones sexuales. Recuerdo a una de ellas que dijo: "Él nomás se sale cuando ya terminó y yo no siento nada".

El orgasmo es una de las tantas formas que tenemos los seres humanos para potenciar el poder que tenemos, este último entendido como facultad o energía para actuar o decidir, para tomar la propia vida en las manos. Sin embargo, se estima que la anorgasmia es padecida por 50% de las mujeres en México (http://bit.ly/iVOwcq) y de Latinoamérica en general, según reporta Mirta Granero, Directora del Instituto Kinsey de Sexología en Argentina. En una cultura machista como la nuestra, el orgasmo femenino ha sido un tema silenciado incluso en la actualidad.

Es importante que nos liberemos de planteamientos puritanos que han puesto el imperativo de la virginidad y la "modestia" de las mujeres, hasta niveles verdaderamente represores que afectan a la salud mental y sexual de las mujeres. Sin embargo, no coincido con el modo como se ha instaurado el Día Internacional del Orgasmo Femenino.

Como les decía, los orígenes de esta celebración me provocan aversión. A diferencia del Día de la Mujer, que se caracterizó por ser una lucha de las mujeres por sus derechos, en este caso se trata de la imposición de un hombre que exige a otros hombres que hagan sentir placer a sus parejas. El fondo de la exigencia de Arimatei Dantas tiene una trampa. Perpetúa un modelo de relaciones que ha sido muy nocivo para hombres y mujeres, porque nos asume como carentes de poder "desde-dentro" para desarrollar nuestro potencial sexual. ¿Quiénes son los culpables de las desgracias femeninas, incluso en ese terreno? ¡Los hombres! ¿Quién debe solucionarlo? ¡Pues ellos! Pésima lógica que termina anulando a las mujeres, porque asume que los hombres son sujetos activos y que nosotras somos seres pasivos.

Nunca olvidaré lo que me comentó una amiga que era anorgásmica. Fue a terapia y se dedicó a culpar al marido de sus desdichas, tanto en la cama como en la vida ordinaria. Su vida consistía en una queja constante por sus carencias, todas ellas culpa de su marido. La terapeuta le dijo: "Tu orgasmo es tu responsabilidad. No culpes a tu marido". Cuando ella se tomó en serio esta frase, también se fue alejando de esa mentalidad en la que somos educadas casi todas las mujeres mexicanas. Dejó de esperar que su sapo se convirtiera en Príncipe Azul y se hizo protagonista de su propia felicidad, por ende, de su propio placer sexual. El orgasmo se puede compartir, pero no es justo que se cargue sobre los hombros del otro.

Me parece una excelente idea que se aborde abiertamente este tema. Por eso quiero aprovechar la ocasión para solicitar amablemente que se eleve la mirada en el análisis y la vindicación del orgasmo femenino. Me sumaré a la causa cuando el tono no sea de "pobreteo" con las anorgásmicas, que tal vez dejarán de serlo si se lo proponen.

La humanidad se desarrollará verdaderamente cuando las mujeres aprendamos a ser protagonistas y dejemos de asumirnos como víctimas. Cuando tomemos conciencia de que nuestra propia vida, nuestra felicidad y nuestro placer sexual son una responsabilidad personal. En algunos casos, esa toma de conciencia será un verdadero renacimiento. Voto para que así sea para todas.

Si quieres comentarme algo, te espero en Twitter (@AliceOJ) o Facebook (Alice OJ)