lunes, 14 de marzo de 2016

Mi discurso en el Congreso del Estado de Jalisco. Pacto de sororidad por la igualdad sustantiva

Buenos días a todos y todas. Sí, todos y todas: algún día la RAE estará compuesta por linguistas con apertura crítica sobre el sexismo con el que se usa el plural en nuestro idioma español. Como Luther King, yo tengo no sólo un sueño sino muchos, sueño y también trabajo intensamente con mujeres y hombres que sororariamente unimos fuerzas para que en este país usemos el lenguaje visibilizando a las mujeres y no escondiéndolas en un "plural" masculino, un plural que no es neutro si se trata de hacer alusión a espacios donde estamos mujeres y hombres, donde existen profundas brechas de desigualdad por el simple hecho de tener diferencias sexuales. Mencionar a las mujeres es uno de los pasos para la necesaria transversalización de la perspectiva de género, tanto en el quehacer institucional como cotidiano.

Es importante reconocer hoy la labor de G10xJalisco y Mujeres en Plural, esta última es una red sororaria que comenzó impugnando en 2012 un caso que dio origen a la sentencia 12624, para exigir que el Consejo General respetara la cuota de género y esta red aún sigue en la lucha por la paridad y la igualdad sustantiva. Haré un especial énfasis en esta cuestión, que ha dado sentido a mi participación en estos procesos.

Nuestra paradójica sociedad "medio occidental", "medio novohispana" y mestiza, aún sigue heredando visiones anacrónicas sobre la participación de mujeres y hombres en ciertos espacios. Como en el derecho romano de la época clásica, sigue habiendo una disyunción entre los espacios "de los hombres" y los de "las mujeres", parece que el paterfamilias aún sigue siendo el paradigma de los "hombres de estado" y hasta antes de las cuotas de género y ahora de la paridad, se daba por hecho que los hombres, solo por el hecho de ser hombres, eran más capaces de gobernar y ser protagonistas en lo público, mientras que se ha creído que las mujeres, solo por el hecho de ser mujeres, tenemos dotes naturales para el cuidado del hogar y la crianza, excluyendo a los hombres de dichas responsabilidades. Señores y señoras, veamos cómo está nuestro México, el cual sigue siendo gobernado por una abrumadora mayoría de hombres, muchos de ellos desgraciadamente insensibles a los serios problemas de discriminación que existen contra las mujeres y otros sectores a los que aún no se les ha dado suficiente voz, para transformar nuestras estructuras patriarcales y machistas. En diciembre de 2015 se agregó la violencia política como una de las modalidades de las violencias contra las mujeres, gracias a la labor de la Diputada Yolanda Rodríguez y otras personas expertas que participaron en el proceso. Desgraciadamente aún en la actualidad, el camino para las mujeres que quieren participar en el ámbito público está lleno de dificultades, juicios y vituperios, para aquellas que -como se decía en la época de Mary Wolstencraft- "se atreven a trasgredir las leyes de la naturaleza que las coloca solo como madres y esposas, mientras que pretenden, ilusamente, convertirse en hombres de Estado".

Estamos viviendo fuertes vientos de cambio, impulsados por los Tratados Internacionales y la Agenda de Beijing que han impulsado en gran medida las políticas públicas con Enfoque Integrado de Género. Y hay que decirlo, no sin atropellos y dificultades de diversa índole. Me atrevo a afirmar que muchas de las problemáticas para la institucionalización de las políticas públicas en nuestro México, se deben a la lógica "electoral" -que no meramente política- de la gestión pública. Debido a esta dinámica, nuestras políticas se derrumban y rehacen cada 3 o 6 años, lo cual nos impide seriamente que se lleve a cabo un ciclo completo de políticas públicas que implican la identificación, el diseño, la implementación y la evaluación de las mismas: en el ámbito del Estado también impera la ley de la oferta y la demanda, sin atender a las problemáticas de desarrollo, justicia social y el ejercicio pleno de nuestros derechos humanos. No podemos seguir así. Gastamos mucho dinero y esfuerzo en nuestro país por motivos electorales, en vez de invertirlo en el desarrollo. Y en estas ecuaciones de reparto de favores políticos, sale perdiendo la ciudadanía y sobre todo las mujeres, especialmente en el ejercicio de los derechos político-electorales, porque antes de las cuotas de género y de la paridad, las mujeres en los partidos sólo eran valoradas convencionalmente, como las "grandes mujeres que están detrás de grandes hombres", aquellas que siguen gastando sus energías para apoyar candidaturas de líderes políticos o a sus propias parejas, para observar con desencanto que solo los hombres de sus partidos ascienden a puestos "importantes" de poder o no son aceptadas o reconocidas por quienes deberían ser sus pares.

Hoy ya contamos con la paridad como un poderoso instrumento para abrir espacios a las mujeres y para reducir las brechas de desigualdad en las posibilidades de representación política, en este ámbito donde el machismo sigue privilegiando la posición de los hombres respecto a las mujeres. Con la paridad, por fin México cumple como Estado Parte con el objetivo 190 fracción A, que implica "Comprometerse a establecer el objetivo del equilibrio entre mujeres y hombres en los órganos y comités gubernamentales, así como en las entidades de la administración pública y en la judicatura, incluidas, entre otras cosas, la fijación de objetivos concretos y medidas de aplicación a fin de aumentar sustancialmente el número de mujeres con miras a lograr una representación paritaria de las mujeres y los hombres, de ser necesario mediante la adopción de medidas positivas".

Aún tenemos pendiente la paridad horizontal en Jalisco, es decir, en las candidaturas a Presidencias Municipales. Es un tema prioritario en la agenda político-electoral, no olvidemos que las mujeres somos más de la mitad de la población y la participación política es uno de los indicadores del Índice de Desarrollo de Género. Está comprobado que los países con alto índice de desarrollo humano, tienen también un índice de desarrollo de género elevado. Jalisco puede y debe impulsar aún más la participación de las mujeres en lo político, para garantizar la democracia plena y la construcción de una sociedad más promotora de la igualdad, la libertad y la fraternidad que deben dar sentido a los Objetivos para el Desarrollo Sostenible y cuya agenda cuenta con el quinto objetivo de la Igualdad de Género, que deberemos seguir impulsando, porque el desarrollo de las mujeres también es el desarrollo de toda la sociedad en su conjunto.

Seamos corresponsables con este reto, con este pacto de sororidad que hoy firman nuestras diputadas y promoviendo la inclusión de los hombres como aliados en la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres. Seguimos dando pasos, hombro a hombro, para conseguir esta meta que nos humaniza a todos y todas. ¡Mujeres juntas hasta difuntas, por la igualdad!

¡Muchas gracias!

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